Corea del Norte continúa siendo el único país en el que aún se desconocen los datos relativos al número de habitantes contagiados por covid-19. Pero fuentes coreanas no oficiales han reportado que poco más de 180 soldados pudieron haber muerto de covid-19 entre los meses de enero y febrero, mientras que otras 3,700 personas fueron aisladas para recibir evaluación médica.
No debemos olvidar que en la época anterior a la pandemia Corea del norte ya contaba con una sociedad que pendía de un hilo. La desnutrición atacaba al 40% de su población y un 70% de sus habitantes recibía ayudas alimentarias, de las que dependían para cubrir sus necesidades básicas. La crisis sanitaria y el cierre de las fronteras de Corea del Norte han acabado por hundir la poca estabilidad social que existía, siendo ahora la preocupación de la mayoría de los ciudadanos lograr sobrevivir al invierno con una escasez de recursos tan grande.
La noticia de la posible futura apertura de las fronteras supone una bocanada de aire fresco para aquellos que consideran que el fin de la autarquía es esencial para la recuperación económica del país, al ayudar a la mejora del intercambio de alimentos. Por otro lado, encontramos la teoría de que debido a las políticas marcadas por la pasividad de Kim Jong-Un y la poca implicación e importancia que el presidente otorga a la crisis, no valorando la gravedad de la situación a la que se enfrenta el país , abrir las fronteras no desencadenará grandes cambios que puedan servir de ayuda para aliviar el sufrimiento de los ciudadanos.
Los ciudadanos norcoreanos cada vez ven más cerca que se produzca una nueva Ardua Marcha, que es un término utilizado por funcionarios norcoreano para referirse a las dificultades que en la década de 1990, tuvo el país con la hambruna cuando el colapso de la Unión Soviética dejó a Corea del Norte sin asistencia crucial.
El estado de salud de Kim Jong-Un
continúa siendo una incógnita para la población mundial. El Servicio
Nacional de Inteligencia (NIS) niega todas las especulaciones que han surgido
en los últimos meses a través de algunos medios de comunicación estadounidenses
sobre la posibilidad de que se haya sustituido al líder norcoreano por un
doble, el cual habría figurado en las últimas apariciones públicas del dictador
tras un supuesto golpe de Estado. Los rumores de un posible cambiazo de Kim
Jong-Un se respaldan con los increíble cambios físicos que se han podido
apreciaren en él en sus últimas intervenciones.
Entre los grotescos y desesperados intentos de aliviar la hambruna del país, ha surgido un nuevo proyecto: La cría de cisnes negros a niveles industriales para destinar su carne para el consumo humano. Estas aves cuentan con un alto valor nutricional y medicinal y su crianza no conlleva grandes costes.
En el ámbito de la agricultura, se prevén que las futuras cosechas proporcionen una mejor producción que la del 2020 debido a un clima más favorable, lo que podría amenizar la crítica situación del país. Es por ello que Kim Jong-Un a dado órdenes de asegurar cada grano de arroz y destinar todos los esfuerzos a la agricultura.
Corea del Norte se enfrenta a
una peliaguda situación y la manera en la que su líder decida manejar la crisis
determinará el futuro de millones de personas que en mayor o en menos medida,
ya comienzan a percibir la falta de alimentos de los que dispone el país.
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