El petróleo y Guinea Ecuatorial: La mancha negra de la economía



G
uinea Ecuatorial, oficialmente 
conocido como República de Guinea Ecuatorial, es un país del continente africano que se encuentra bañado por las aguas del golfo de Guinea, definida en su constitución como un Estado independienterepublicanounitariosocial y democrático y cuya forma de gobierno es la república presidencialista.

Su territorio lo conforman ocho provincias: un territorio continental llamado Río Muni y cinco islas, incluyendo Bioko. Su capital se sitúa en  Malabo (antiguamente conocida como Santa Isabel) aunque para finales de año se prevé trasladar la capital a la ciudad de Oyala.

Este país logró su independencia respecto a España el 12 de octubre de 1968, pero a día de hoy sigue conservando como lengua oficial el castellano, junto al francés, y desde el año 2010, también el portugués. La religión predominante es la católica y la moneda usada es el Franco centroafricano.

Obiang Nguema, clasificado por las organizaciones de derechos humanos como uno de los dictadores de África más brutales, es el líder africano con más años de servicio, tomando el poder en 1979. Como indica HumanRights Watch, la "dictadura del presidente Obiang ha utilizado un auge petrolero de Guinea ecuatorial para atrincherarse y enriquecerse aún más a expensas de la gente del país". Se estima que durante los años de su dictadura se ha producido la huida del país de un tercio de su población.


Nguema ha sido perseguido en los tribunales franceses por presuntamente utilizar el dinero de las arcas del Estado para la compra casas y automóviles de lujo en Francia. Por otro lado, su hijo y vicepresidente, Teodoro Nguema Obiang, se ha visto atacado en varias ocasiones por la administración estadounidense, que trataba de incautar sus activos,  ya que hay indicios de que se obtuvieron con fondos presuntamente corruptos.

De acuerdo con el Informe de 2016 sobre Desarrollo Humano de las NacionesUnidas, Guinea Ecuatorial obtuvo un Producto Interno Bruto per cápita de 21.517 dólares durante el año 2015, colocándose en el podio de la clasificación de riqueza en África. Aún así, sorprendentemente es uno de los países más desiguales del mundo, como muestra el índice de Gini. El 70 % de los ecuatoguineanos sobrevive con menos un dólar al día.

Podemos observar como la tesis de convergencia se cumple en el caso de Guinea Ecuatorial, que en el periodo de 1990 a 2018 ha sufrido un aumento de su PIB de 9738,1. Resulta llamativo que este país cuente con muy poca inflación, un IDH extremadamente bajo, que no se tenga constancia de su inversión en I+D ni de su gasto en educación y que aun así haya conseguido obtener uno de los mejores resultados de PIB de los países africanos en los últimos años  ¿Cómo es esto posible? La respuesta se encuentra en sus reservas petroleras.

Hasta el año 1996 la riqueza de Guinea Ecuatorial se basaba en la agricultura y la pesca, junto con la venta de  productos tales como el algodón, el café, la caña de azúcar etc. También dependía en gran medida de la ganadería, la industria maderera y de la extracción de minerales, en particular de metales preciosos. Pero la economía del país sufrió un giro de 180 grados gracias al descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo, llegando a ser considerado en la actualidad como uno de los principales exportadores de crudo del mundo entero.

El despegue económico gracias a las ventas de crudo tuvo lugar a comienzos del nuevo milenio. El "maná del cielo", como denomina Teodoro Obiang al petróleo, fue descubierto en 1991 y pretendía ser la vía de escape de la pobreza, teniendo la capacidad de situar a la ex colonia española entre uno de los estados más desarrollados de África. Sobre el papel se prometieron enormes inversiones en educación y sanidad, pero apenas fueron materializadas.

Según datos del Banco Mundial, en 2011 el gobierno invirtió un 3% en educación y un 2% en salud y es el año más reciente del que hay datos. Hay que destacar que otros 45 países con un PIB per cápita similar gastaron un mínimo de cuatro veces más durante el mismo periodo. En su lugar, Guinea Ecuatorial optó por destinar el 82% del presupuesto total de 2011 en la construcción de infraestructuras.

No obstante, podemos encontrar casos en los que sí se ha llevado a cabo una gran inversión, como por ejemplo en dos hospitales privados en Malabo y Bata. La mayor parte de los profesionales de dichos centros médicos son extranjeros, por lo que sus tarifas son tan elevadas en comparación con la renta de la población local, que poder gozar de este servicio resulta imposible de asumir económicamente.

En el ámbito de la educación nos encontramos ante una situación similar. En 2012 el 42% de los niños en edad de asistir a la escuela primaria (cerca de 46.000) no habían sido escolarizados, haciendo de Guinea Ecuatorial el país con la séptima tasa más alta de analfebetización en todo el mundo.

Por todo ello, pese a los increíbles resultados de PIB, la pobreza extrema sigue estando a la orden del día en Guinea ecuatorial. El enorme pastel del petróleo solo se reparte entre unos pocos dirigentes de dudosas intenciones.

Nos encontramos ante una economía extractiva. Es una economía que se da por la extracción de la tierra de los recursos especialmente mineros y petroleros. Simplemente se encargan de la extracción y transformación de la materia prima, la cual venden a otros países para que estos produzcan los bienes finales. Las exportaciones de crudo suponen el 67% de sus exportaciones y el gas de petróleo el 20%, por lo que podemos afirmar que este país depende de manera plena de dicho combustible.




La nueva capital administrativa (Oyala) se está terminando de construir en mitad de la selva, pese que el país ya haya destinado cientos de millones de dólares en la construcción de edificios gubernamentales en los últimos años, tanto en la capital actual de la isla (Malabo) como en la ciudad de Bata. En 2016, el proyecto de la construcción de esta ciudad, se llevó la mitad de toda la inversión pública de dicho año. Ahora que la economía ha sido fuertemente afectada por la disminución de la producción y los precios del petróleo, es de vital importancia para la supervivencia del país, que el gobierno invierta la mayor parte de sus fondos públicos en servicios sociales en lugar de proyectos de infraestructura dudosos.

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