Economía azul en un mundo verde

El autor belga Gunter Pauli es conocido por su libro Economía Azul, en el que analiza en torno a 100 innovaciones, tratando de enseñar maneras sostenibles de producción de productos ecológicos aplicando los conocimientos que se poseen sobre la forma en como la naturaleza soluciona sus problemas para sostenerse y aprovechar de la mejor manera posible los productos e insumos que resultan de cada proceso. Esta perspectiva que facilita contrapesar los procesos de globalización, podría crear más de 100 millones de puestos de trabajo si se aplica de forma correcta.

Podemos acusar al modelo económico tradicional como el responsable principal de la problemática ambiental a la que actualmente el planeta se ve obligado a enfrentarse, siendo indispensable sustituir dicho modelo obsoleto por otro que se adapte más a las condiciones y necesidades de hoy en día. Pero la economía verde no es la solución, ya que para poder realizar un cambio significativo debemos poder analizar los procesos económicos de manera cíclica y no lineal, lo que lleva al estudio de novedosas alternativas como la economía azul, que nos brinda la oportunidad de alcanzar la sostenibilidad que los sistemas necesitan.

Las instituciones educativas se quieren mantener a la orden del día, pero incluir la disciplina de la ética ambiental en el currículo de los estudiantes más jóvenes no significa que la población del mañana crezca con una formación suficiente en el campo ambiental, ya que esta labor exige una remodelación el sistema educativo que  tenga como objetivo formar ciudadanos que se cuestiones los procesos de homogenización biológica y cultural, además de enseñar a pensar en los problemas del contexto.

La economía azul es un sistema complejo basado en la protección de los océanos que exige contar con unas determinadas condiciones económicas, sociales y ambientales para lograr su correcta implantación, por lo que resulta más eficaz introducir dicho sistema en sectores más reducidos y específicos.

Los países en desarrollo deben optimizar los beneficios recibidos de su ambiente marino (pesquerías, turismo, acuicultura, extracción de minerales, etc)  promover la equidad nacional, incluyendo la igualdad de género, y en concreto el crecimiento incluyente y empleo digno para todos y tener sus intereses reflejados en el desarrollo de los mares fuera de la jurisdicción nacional, adoptando mejoras en los mecanismos del manejo internacional y su estatus como estados cuyo desarrollo se basa en el mar.

Los mecanismos de gobernanza de los océanos y el derecho internacional deben ser los pilares de la economía azul, siendo necesario que los países se involucren en la protección de alta mar, ya que constituye la frontera de los bienes comunes de la humanidad y se necesita atención urgente para garantizar su manejo sano y sustentable.

Los océanos proporcionan a las naciones costeras la gran parte de sus riquezas, constituyendo un mercado a nivel mundial valorado en $1.345 millones de dólares, que conforma en torno al 2% de pib anual.

Frente a las previsiones de un aumento estrepitoso de la población para 2050, el principal problema al que se tendrá que enfrentar la humanidad será lograr abastecer a la población con los alimentos necesarios sin acabar con los recursos marinos. Por otro lado, los océanos son las vías de transporte de más del 80% del mercado mundial y se espera que en 40 años el tráfico aumente hasta cinco veces más, con las consecuencias negativas que ello conlleva para la calidad de los mares.

No podemos olvidar que en alta mar se estima que se localiza la mitad del crudo recuperable remanente y como en otros sectores anteriormente nombrados, se espera una subida en su consumos de 34% para 2050, aunque ya se hace oír el increíble potencial de obtener energía alternativa de los océanos.

La dependencia proteica hacia mariscos y pescados crece exponencialmente, lo que obliga a clasificar a la pesca y acuicultura (que mantienen más de 350 millones de empleos a nivel mundial) como actividades críticas para logra sostener el desarrollo. El 90% de las pesquerías se localizan en países en desarrollo y la acuicultura, que se caracteriza por ser el sector de la industria de más rápido crecimiento, proporciona el 47% del pescado destinando al consumo humano.

El turismo es considerado como la mayor industria del mundo, siendo el costero el subsector más demandado, el cual depende principalmente del atractivo visual del medio costero y marino y de los recurso que de él se extraen, por lo que afortunadamente las previsiones de futuro están obligando a introducir poco a poco prácticas de consumo más sostenibles y responsables: la Comisión de la Unión Europea pretende fortalecer el turismo costero y marítimo para lograr un crecimiento económico y crear un mayor número de empleos a través de una estrategia basada en la elaboración y aplicación de normativas para las actividades del turismo náutico y costero, en la planificación de la actividad considerando estudios de capacidad de carga e implementar tecnologías alternativas para disminuir la emisión de dióxido de carbón. Uno de los objetivos principales de Unión Europea es lograr el manejo adecuado de los desechos y brindar una educación ambiental eficaz tanto para prestadores del servicio como para turistas.

El océano se ve involucrado en la mayoría de los ámbitos de nuestro entorno, por lo que si queremos poder conservar nuestra calidad de vida para un futuro o un incluso llegar a mejorarla, es necesario que se produzca un cambio de mentalidad en cada uno de nosotros. Ser “Azules” es una actitud ante la vida que influye en la forma en como nos relacionamos con nuestro planeta, en especial con el comercio. Es por ello de la importancia de una correcta información de las consecuencias en el medioambiente  (concretamente las que se pueden originar en los océanos) de nuestras acciones y consumo de productos diario.

 



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